miércoles, 4 de abril de 2007

Terapia génica

He leído, en el suplemento «Siglo XXI» del domingo 11 de noviembre de este periódico, la noticia que afirma que en la Universidad de Navarra se están llevando a cabo los primeros ensayos clínicos de terapia génica, de diseño íntegramente español, dirigidos por mi admirado y querido amigo Jesús Prieto. Esto, dicho así, es totalmente inexacto, y sólo por respeto a los lectores y a su derecho a conocer la verdad, y por idéntico respeto hacia el grupo de investigadores al que pertenezco, me he decidido a escribir estas líneas.
Vaya por delante toda mi consideración hacia Chus Prieto, compañero de juegos infantiles, de carrera y de curso, y también mi amistad, que data de muchos años y se mantiene intacta, pese a lo esporádico de nuestras charlas. Jesús Prieto es un investigador de enorme talla y está haciendo unos trabajos pioneros y fundamentales en el campo de la terapia génica, tal como justamente destaca el reportaje aludido. Pero, con ser extraordinarios y dignos de admiración, no son los primeros realizados en España de diseño íntegramente nacional.
Debo añadir que ya de joven me desagradaban las polémicas acerca de las prioridades en los descubrimientos científicos. No quisiera entrar ahora en ellas, pues creo que lo importante es investigar con espíritu generoso, prescindiendo de prelaciones. Por ello, entiendo que el leve malentendido a que puede dar lugar la noticia publicada no tiene apenas importancia, y no hubiera merecido el gasto en tinta ni la ligera molestia de tomar la pluma, si no fuera porque mi antiguo y entrañable amigo, el doctor Blázquez, neurocirujano adelantado en terapia génica, ha fallecido recientemente, cuando estaba en sus mejores años, y creo de justicia resaltar su entusiasmo y su trabajo en la terapia génica, en lo que fue precursor en Europa; y también porque Marta Izquierdo Rojo, alma y fundamento del ensayo y de la investigación básica genética de nuestro grupo, es mi querida y admirada hermana, que lleva más de veinticinco años dedicada en cuerpo y alma a estos menesteres.
Lo cierto es que hace ya dieciocho años, Marta y yo empezamos a investigar en el terreno de la genética de los tumores cerebrales, publicando diversos trabajos sobre oncogenes, especialmente el Erb B1, y su presencia en los dichos tumores.
Hace ya más de siete años, en 1994, un grupo de investigadores, formado por la profesora doña Marta Izquierdo Rojo, del Instituto de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid; el doctor don Martín García Blázquez, jefe del servicio de Neurocirugía del Hospital La Paz de Madrid, y quien esto escribe, que a la sazón dirigía el servicio de Neurocirugía del Hospital Valdecilla de Santander, llevamos a cabo un ensayo clínico de terapia génica en tumores cerebrales en humanos, después de largos años de experiencias en animales que tuvieron notable éxito.
Las técnicas y los métodos fueron sometidos a la consideración del Ministerio de Sanidad, que tras no pocas verificaciones concedió el preceptivo permiso para tratar a nueve pacientes afectos de cáncer cerebral (glioblastoma multiforme). Los resultados, desgraciadamente no curativos por el momento, aunque alentadores, fueron presentados, por quien esto escribe, en la Sociedad Española de Neurocirugía, la Sociedad Catalana de Neurocirugía y particularmente en la Real Academia Nacional de Medicina («Terapia génica de los tumores cerebrales malignos», Anales de la Real Academia Nacional de Medicina, 1995, 112:573-581) y publicados más tarde y con más detalle en la revista estadounidense especializada en estos temas («Human malignant brain tumor response to herpes simplex thimidin-kinase ganciclovir gener therapy» Gene Therapy, 1996, 3:491-495). Estos son, a mi entender, los foros adecuados.
Los primeros hospitales de España, y creo que de Europa y aun del mundo (exceptuando uno de Estados Unidos), donde se llevaron a cabo, con todo rigor, estos procedimientos, fueron el Hospital Valdecilla de Santander y el de La Paz de Madrid. El soporte básico genético fue obra de Marta Izquierdo y de su grupo, y a ella corresponde el principal mérito de esta investigación precursora. Los tumores cerebrales fueron estudiados y tratados por M. García Blázquez y por mí mismo, en 1994 y 1995. Los resúmenes e informes preceptivos obran en poder del Ministerio de Sanidad desde hace más de cinco años.
El Hospital de Navarra estuvo muy bien dotado desde sus comienzos, y hace una investigación muy estimable, pero no es el único, ni en este tema de la terapia génica, el primero. Otros, casi siempre con menos medios, también lo intentamos.
— A éste respecto de la abundancia de medios, referiré una anécdota (ignoro lo que puede haber de cierto en ella) que circulaba de boca a oídos de los jóvenes investigadores hace muchos años: el doctor Villacián, psiquiatra de Valladolid, visitó la Universidad de Navarra. Le enseñaron sus magníficos laboratorios, sus bien equipadas clínicas, su abundancia de medios técnicos y económicos. Al terminar, verdaderamente admirado, preguntó el psiquiatra al «cicerone»:
-¿Y esto lo han hecho ustedes con el voto de pobreza?
-Verá, pues ha habido diversas donaciones...
-Bueno, pues cuando hagan algo con el de castidad, avísenme, por favor...

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